La voz de los valles

Hay muchas formas de defender un territorio una cultura y una identidad. De pedir y exigir a quienes desconocen el valor del pasado tanto como del presente y futuro, que sean responsables, conscientes de los desafíos y retos que se nos presentan y se dejen guiar y aconsejar por quienes mejor conocen las montañas y sus problemas.

Hay infinitas maneras de levantar la voz y de reivindicar lo que es justo y de sentido común. De reclamar el derecho que cada cual tiene en la defensa sobre la tierra que le vio crecer y de renunciar a ciertos beneficios que desde otros lugares les ofrecen.

Aldaba. Llamador. Sobrarbe. Copyright 2024 Chavinandez

Los habitantes de los valles viven en su día a día la realidad adaptados a un territorio hostil y complejo, incluso dependiente de los intereses ajenos.

Ellos ahora levantan su voz, porque son conscientes de que nada bueno hay de nuevo en las promesas que al igual que décadas atrás hicieron quienes desde la codicia y aprovechando la hospitalidad del montañes ganaron su confianza con grandes proyectos e infraestructuras en unas zonas muy concretas, y que solo beneficiaron a unos pocos.

Todos sabemos que la majestuosidad de las montañas depende de la salud de sus hábitats, del equilibrio de sus ecosistemas cada vez más sensibles y de la protección de las zonas vulnerables que peligran no sólo por el cambio climático que es latente sino por otros retos de uso del suelo, los incendios o la imparable despoblación en zonas de alto interés paisajístico y de riqueza en biodiversidad. Éstas por la falta de apoyo, visión y compromiso con el territorio se ven abocadas al abandono por la inacción de políticas de crecimiento, desarrollo o del olvido en inversiones esenciales para atajar problemas locales y de infraestructuras necesarias para sus habitantes.

Muro de Bellos Copyright 2024 Chavinandez

Las montañas son una joya de todos y la preservación de los valles es el diamante en bruto que debe conservarse entre todos. Quienes la habitan son los que mejor la conocen , pero deben contar con la comprensión, ayuda y apoyo sin condiciones de quienes han sido elegidos democráticamente como responsables directos de la conservación de un territorio y su valor social, cultural y patrimonial.

Cuidar ese legado natural y ayudar a quienes mejor lo conocen, sus habitantes , a preservarlo intacto a las generaciones venideras no es una alternativa ni una utopía, es la obligación de todos.

No pueden anteponerse intereses económicos de unos pocos en un bien universal, como son las montañas.

Desde hace siglos han sido mantenidas cuidadas y preservadas gracias a sus habitantes, a las labores del pastoreo, al saneamiento de sus bosques, al cuidado de los caminos, fuentes y pastos. Los pobladores son los mejores guardianes para un territorio y que jamás podrán ser sustituidos por visionarios, gabinetes de estudios medioambientales, abogados y consejeros desde la lejanía en los despachos de las ciudades.

Ganado. Pirineos. Copyright 2024 Chavinandez

Algunos ejemplos de los cambios de modelo de turismo de las montañas de otros países deberían de servir como muestra de que estamos a tiempo de darle el valor y la importancia a la montaña que tiene y que nuestra dependencia de ella, como sociedad cada vez será mayor.

Debemos acercarnos a la naturaleza y encontrar en ella la cura de silencio y sosiego, de observación que nuestra sociedad digitalizada cada vez más necesita ante una creciente deshumanización, codicia e indiferencia ante todo lo que nos rodea. Una enfermedad que demuestra la desconexión total que vivimos al alejarnos del paisaje y de su medicina natural.

Necesitamos fijarnos en las sociedades avanzadas y que anteponen preservar la naturaleza por lo que representa y en agradecimiento por permitirnos habitarla y contemplar su belleza. Hay límites que no debemos sobrepasar si queremos que el equilibrio no se rompa.

Mañana día 12 de mayo terminamos por fin de grabar los últimos “retakes” con un capítulo vital, “La voz de los valles” del documental Montañas en Armonía, actualmente en postproducción, allá donde la naturaleza sublime se muestra original y sagrada como es desde hace millones de años desde ese pitón volcánico de Anayet y la Canal Roya.

Fotograma del documental “Montañas en Armonía”. Fotografía original @Javier Ara