Lo que el fuego se lleva y no volverá

De vuelta de Pamplona y camino de Haro en la Rioja, este martes pasado veía a lo lejos una inmensa columna de humo en dirección norte a Torres del Rio, en la zona occidental de Navarra, limítrofe con La Rioja. Se dejaba ver a decenas de kilómetros y la extensión de las columnas de humo dejaba claro que el avance del fuego estaba siendo rápido y avivado por un fuerte viento racheado de noreste.

Decidí desviarme dirección norte para coger la N-111 en el tramo de Arcos con Viana, y acercarme por el pueblo de Bargota, la primera localidad a varios kilómetros del frente en la que se podía ver la inquietud de sus vecinos agrupados en la plaza, entre nervios y lamentos del desastre del fuego que azotaba hace tan sólo unas horas, sus campos y los de la vecina localidad de Aras. Al no haber llegado todavía los efectivos de la Guardia civil la carretera permanecía abierta, y ésta iba siendo ocupada por vecinos que se acercaban con tractores y otros en sus vehículos a la zona, para ver de forma impasible como el viento junto con el fuego, engullía rastrojos y monte bajo, margines y matorral, y finalmente saltando la carretera arrasaba los pinares cercanos.

Allí y antes de que la Policía Foral de Navarra nos invitase a abandonar la zona, estuvimos un vecino de la zona y yo cámara en mano, unos minutos viendo con impotencia la fuerza imparable del fuego que avanzaba entre el aire acalorado de cenizas que cada vez se acercaban más a nuestro alrededor. El hombre intentaba romper una rama verde, pero no se atrevía a poner pié más adentro en el campo. Al estar ambos solos, poco podíamos hacer, excepto lamentarse él y documentar yo cámara en mano, lo que el fuego se lleva y no volverá. Lamentablemente los fuegos arrasan en horas lo que cientos de años la naturaleza ha tardado en modelar el paisaje. Probablemente la peor fotografía de paisaje para cualquier fotógrafo de naturaleza. (más imágenes de archivo )

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