El Parque Natural más extenso de Catalunya, etnografía y paisaje

Con casi 70.000 ha que se extienden por 15 municipios del Pallars Sobirà y el Alt Urgell, el Parque Natural del Alto Pirineo (Alt Pirineu) tiene el privilegio de ser todavía otro rincón escondido que guarda entre pastos, prados y pequeños pueblos de apenas una decena de habitantes, mucho de ese Pirineo oculto y legado entre siglos.

La etnografía y el patrimonio cultural de esta zona son sin duda uno de los grandes atractivos del visitante. Pequeños núcleos muestran aún hoy entre piedras de fachadas inscripciones que datan de siglos atrás y conforman entre arquitectura popular en piedra, losa y cal, la resistencia, adaptación obligada de sus lugareños, en el paso de un tiempo implacable aislados entre pequeños valles de una belleza singular.

Sus bosques, pastizales o plas (planas o prados de pasto) han sido uno de sus mayores valores, que durante siglos explotados por los habitantes de la Vall de Cardós o la Vall de Ferrera, han mantenido la dura economía de una zona basada en la ganadería extensiva y el aprovechamiento de la madera, rica y variada y presente en los inmensos bosques que les rodean.

Su fauna y flora, concede a este Parque Natural, ser uno de los pocos que alberga todavía en Bosques como el de Virós, el canto del Urogallo, siendo este sólo uno de los cientos de especies de pájaros que viven entre sus árboles singulares y centenarios. Ciervos en abundancia, zorros e incluso el Oso pardo son también visitantes asiduos de esta joya natural del Pirineo Leridano, un pirineo que gracias a estar algo escondido, hoy sigue manteniendo una identidad, cultural y de biodiversidad única.

Perderse por estas tierras y lugares no tan lejanos de nuestras ciudades (poco más de tres horas desde Barcelona) nos permite viajar en el tiempo y disfrutar de una oferta variada, tanto de actividades como de gastronomía, que hoy permiten a sus habitantes combinar los ingresos del turismo, la artesanía o la elaboración de productos típicos de la zona, con la ardua y cada vez menos rentable actividad primaria y ganadera, a la que principalmente por falta generacional, muchos de ellos se han visto abocados a abandonar, como en otros lugares del Pirineo.

Si uno va por allí, un punto de partida es Tirvia, estratégico núcleo, posicionado en el acceso a los tres valles, Aneu, VallFerrera y Cardós. Allí el Hostal Nadalet (973622083) y su recomendado restaurante, bien atendido, con un excelente precio y sin lujos, es ideal para quien sabe apreciar la esencia de lo sencillo de la vida rural. Tirvia es sin duda, un campo base ideal, para conocer de manera cómoda y recorrer los valles, así como para probar in situ una gastronomía, que ya quisieran muchos grandes cheffs llevar a sus fogones y que hoy aromatiza con setas y caza desde este extenso Parque natural, los paladares y miradas del viajero que busca etnografía y paisaje, al mejor precio.

Más imágenes de la zona en archivo aquí.

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