Los últimos ganaderos con la soga al cuello

Este pasado fin de semana hemos podido asistir a un curioso evento que lleva desde siglos aconteciendo en el término de Carcastillo, concretamente en el Paso, lugar en el que año tras año para el 18 de septiembre, ganaderos roncaleses y del valle de Salazar, pasan con sus rebaños a las Bardenas para mantener alimentadas en una tierra no con demasiado pasto y con poca agua, a las casi cien mil cabezas de ganado que allí permanecerán el invierno hasta comienzos de la primavera.

Como otros años, éste no podía ser más crítico, ya que a la difícil situación que vive el sector ganadero, se añaden nuevas normativas algo incoherentes, firmadas y consensuadas, como tantas otras leyes, en despachos, algo ajenos a la realidad de un sector, hoy más que nunca con la soga al cuello.

“..Bardenas plantea delimitar el territorio en 87 distritos ganaderos o zonas individualizadas de pasto en los que se puede llevar a cabo una rotación de cultivo de 8 años. Conllevaría un plan de reagrupación de parcelas que permita localizar en un mismo distrito el total de la explotación agrícola de un titular. Los ganaderos que resulten adjudicatarios de un distrito podrán llevar a cabo su aprovechamiento en el mismo de forma exclusiva con un máximo de 750 ovejas. La iniciativa afectaría a unos 100 ganaderos..” según detalla el Diario de Navarra.

Para muchos de estos ganaderos, si además de ser crítica, la actual situación por la que pasa el sector, el cual recordemos nos da de comer, se limita también en número de cabezas de ganado y tierras en las que poder pastar, la ruina será inminente. Para quienes vivimos cercanos por nuestro trabajo al mundo ganadero, las reivindicaciones de éstos nos parecen más que justificadas, y sólo nos queda apoyarlas como es mi caso, con imágenes y escasos textos de opinión, como éste, que puedan al menos servir modestamente como apoyo en la defensa de quienes con su esfuerzo y duras condiciones de trabajo, mantienen hoy esos corderos de aquí y allá, trashumantes, como única forma real de gestionar las explotaciones ganaderas actuales y que durante siglos han sido llevadas a buen fin, en ausencia de normas y legislaciones poco acertadas.