Un Palacio Real con 365 habitaciones

Olite es uno de esos rincones maravillosos que guarda la Comunidad Foral de Navarra. Todo un legado medieval que ha sido conservado, mantenido y restaurado para orgullo de los habitantes de esta localidad navarra, que presume de un Palacio Real; obra cumbre del rey Carlos III y el emblema más representativo del viejo Reino de Navarra. Carlos III y su esposa doña Leonor van a ser los artífices de la construcción del Palacio Real “que tenía tantas habitaciones como días el año”. El derroche económico, creatividad y capricho va a convertirlo en un palacio de ensueño, uno de los palacios más esplendidos de Europa en su época.

Pero además de este palacio, Olite tiene mucho más. Galerías medievales, puentes sobre fosos, diversos palacios entre las rúas o calles que cruzan su casco urbano amurallado, escudos, o estupendas portadas góticas como la de la Iglesia de Santa María la Real o representaciones de la arquitectura civil de ese recinto amurallado originario del románico como la torre del Chapitel, por citar sólo alguno de los exquisitos encantos arquitectónicos de esta villa.

Olite es también, villa del vino por tradición, de esa ribera media de Navarra. “Los primeros vestigios de producción vinícola en Navarra datan del siglo I d.C. y proceden de bodegas romanas descubiertas en varias villas, muchas de ellas situadas en el término de Olite, lo que prueba la incipiente producción industrial vinícola y la importancia social y económica de este sector en la localidad.Durante la Edad Media, la viticultura en Navarra fue consolidándose gracias a los intercambios culturales y a la renovación en las técnicas productivas, impulsadas por la presencia del Camino de Santiago y el asentamiento de los primeros monasterios.”

Sus fiestas medievales del 20 al 22 de agosto en donde toda la población se viste al estilo de antaño rememorando la Corte Real y se puede disfrutar de una celebración que acompañan; damas, caballeros, halconeros, infantes, arqueros, bufones, trovadores, es una cita que bien merece la pena acercarse a visitar.

Sea como fuere, a quien le guste hacer turismo por esos pueblos con encanto que no han perdido su identidad, Olite es una de esas recomendaciones para este verano, y si no es para entonces, cualquier otra fecha será seguro bien acogida por la hospitalidad y buena gastronomía que los habitantes de esta villa medieval ofrecen a quien la visita.

Más imágenes de la Villa de Olite-Navarra

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